sábado, 16 de julio de 2016

Puertas

Hablaban en los umbrales de las puertas
como una manera de defenderse del espacio del otro,
de no entrar a la zona de confort ajena,
de no salir de la propia.
No ponerse en evidencia.

Tal vez era una metáfora no planeada
acerca de respetar los espacios,
acerca de no invadirse,
de seguir siendo individuales.

Pero también,
no cruzar la puerta
era no salir de la soledad.

En todo eso pensaban
y nada de eso decían
cuando se jubiló el último fabricante de puertas
y murió de hambre el último cerrajero.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Estoy empachada de poesía

Recién un gato blanco cruzó el jardín corriendo.
Un día normal sería sólo eso,
o a lo sumo el animal más perfecto
haciendo su visita fugaz para deteriorarnos los ojos.
Pero hoy, estoy empachada de poesía.
Y se me ocurre que vi pasar una metáfora
de la hoja en blanco, seductora y esquiva.
Y no sólo un gato blanco corriendo.
Pensarás que esto es un vómito verbal
y es probable que estés en lo cierto.
Escucho Radiohead como si fuera jarabe
para atrasar la cura y que perdure el efecto.
Si yo pudiera viviría empachada, borracha,
de esta poesía liviana e impertinente.
En esta rebeldía no nos importa que no la entiendas.
No la hacemos para eso,
queremos jugar,
ver pasar gatos como hojas,
respirar perfumes como recuerdos,
escuchar canciones como remedios
y tomarnos para todo el tiempo.
El ovillo de las ideas no se desenreda solo,
y qué bien que me hace cuando gira libre el carretel.
Por eso me importa poco que no me entiendas
o que busques analogías o interpretaciones secretas
o que pienses que pierdo el tiempo,
que mis ritmos no sirven para este mundo complejo.
Dame un par de días más de pensamientos
y en una de esas, desenredo el cielo.

domingo, 20 de marzo de 2016

Roto

Cuentas sueltas, nos hemos desarmado. Apenas recordamos lo que solíamos ser.
Medios armados, medios inciertos, somos una masa que no termina de ser. Tratamos de resultar útiles, pero no podemos, hasta tanto no sepamos qué queremos ser.
Cuentas desparramadas, collar roto, juguete roto, pulsera rota, adorno roto. No sabemos qué fuimos. No sabemos qué queremos ser. Sólo materia prima, carente de idea, sin sueño. Si tuviésemos un sueño, por lo menos, intentaríamos serlo.
Mientras unos nos construyen, otros nos alteran. Somos el edificio levantado sin plano, el proyecto llevado a cabo sin plan de acción.
Mientras unos nos construyen, otros nos alteran, otros nos hacen temblar, otros nos demuelen.
Sólo quedamos el aserrín, los escombros, la resaca. El recuerdo casi nulo del sueño que recién terminó. Materia prima para lo que vuelve a comenzar.

(Resultado de ejercicio de Escritura en el Konex, 28 de enero de 2016.)