martes, 26 de febrero de 2013

La habitación hecha de una pared


Bastará una sola pared para crear un ambiente. Para armar un cuarto donde entren una mesa, un mate, música, una luz tenue que reproduzca colores, papeles, lapiceras y cables. Y donde aún quede lugar para que entre la soledad que acompaña a un individuo dando vueltas alrededor de la mesa, además de las sonrisas dedicadas impunemente a la nada. Las sonrisas que no buscan explicaciones sólo pueden mostrarse a la soledad y a los entes que ésta crea. Y todos ellos son quienes generan la sonrisa. La sinergia de la nada haciéndose idea.
Todo eso puede caber en una pared, o una hoja, o una pantalla. Un plano cualquiera donde entren unas cuantas palabras. Y esas palabras crearán otros ambientes, tal vez. O quizá sea demasiado tarde y tengamos que seguir con la vida por un rato más.

Ocurrencia-Incoherencia


No es extraño que intente comunicarme con vos a través del papel y la birome. Lo raro es que vuelva a hacerlo después de tanto tiempo. Puedo elegir creer que algo de telepatía (o coincidencia causante de enfermedades de todo tipo) haya quedado entre los dos. Quizá es por algo que me acordé de tanto esta noche, y no otra.
No sé qué se me dio por pensar en vos.
(Al margen: ayer, o antes de ayer, pensaba en que podría existir alguna ley metafísica que se manifieste como una simetría. Esto sería, que un estado cualquiera resulte idéntico a otro anterior -o posterior- del cual está separado por una serie de acontecimientos, estados de cosas o situaciones también simétricas entre sí; y justo en el medio de esa sucesión, existe un punto crítico, que podría graficarse en una función como un máximo o un mínimo.
Aplicado a nuestros sentimientos o reacciones, podría fundamentar un retroceso, un proceso de inmadurez, por el cual volvemos a enfrentarnos como si fuera la primera vez a un problema ya vivido, a tropezar con la misma piedra, aun cuando ya habíamos internalizado con anterioridad la solución a ese problema.
Se me ocurrió como una buena idea para incorporar a un cuento. Esta noche lo utilizo como una explicación a mi estupidez.)
Me puse a imaginar que mañana, por qué no, podríamos reencontrarnos sin planearlo, por mera obra del azar. O a causa de una favorable configuración resultante del caos. Habiendo pasado tanto tiempo, las cosas, sin nuestra intervención a favor o en contra (que ya está extinguida), podrían acomodarse de forma tal que nos haga cruzar, sin preocuparnos, pero afectándonos.
(Aviso: En el párrafo anterior el verbo "poder" en condicional es aplicado a hechos cuya probabilidad de ocurrencia es mayor o igual a un infinitésimo.)
De todas formas, habiendo escrito esto, por insignificante que parezca, según mis interpretaciones teóricas exageradas, estoy inclinando la dirección del caos.
Por lo tanto, careciendo de la más mínima rigurosidad científica, elijo echarme la culpa, y decir que eso que imaginé, a partir de este hecho, nunca ocurrirá.

Lucha Eterna


Nubes
sobre nubes,
cubriéndose,
aplastándose,
luchando por llegar
a algún lugar
sobre la tierra.

Liberan
como niebla
un rocío
que rellena
el espacio
cielo-tierra
hasta donde mi vista llega.

Y nosotros
nos cubrimos
nos aplastamos
nos vivimos
nos matamos
tratando de alejarnos
un poco de la tierra.